domingo, 6 de abril de 2008

LAS COSAS CLARAS Y EL CHOCOLATE ESPESO
Iñaki Anasagasti
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En el último Aberri Eguna, bajo una carpa blanca que nos protegía de la lluvia y tras la intervención del Lehendakari Ibarretxe, el presidente del EBB, Iñigo Urkullu tuvo una contundente referencia a ETA nada más empezar su discurso.

“ETA no quiere una patria de hombres y mujeres libres. Si así fuera no mataría, no traería dolor, sufrimientos y terror a las calles, vascas o no. Nos indigna y nos hace rebelarnos que alguien pueda pensar que tenemos algo que ver, algún punto de unión, la más mínima coincidencia con una organización terrorista y con quienes la aplauden o con quienes con su silencio la amparan” expresó con evidente convicción y un elevado tono de voz.

No hacía más que verbalizar el acervo político de un partido de ciento trece años que jamás ha ejercido la violencia sino ha sido víctima de ella, y, en tiempos de la dictadura, de manera preferencial.

Al día siguiente busqué si los medios de comunicación habían destacado esta alusión tan clara pero quizás o por redundante o por sabida, la mayoría se inclinó en destacar otros párrafos de la intervención. Y lo lamenté, pues de todo su discurso fue en ésta parte donde se mostró más vehemente, y, de haber salido en los medios audiovisuales quienes hubieran querido escuchar, no solo oír, tendrían casi resumida la hoja de ruta de un partido democrático.

“Nos separa un abismo, el que va de la democracia a la dictadura de las pistolas, el que va de la libertad al terrorismo, y eso tenemos que decirlo y repetirlo hoy, aquí, solemnemente. Precisamente es el día de Aberri Eguna el más señalado para -en nombre de la patria vasca- exigirle a ETA su desaparición por ser el mayor obstáculo para que nuestros anhelos de esa Euzkadi libre y en paz, de hombres y mujeres libres, se haga realidad. ¡¡¡ETA, en nombre del Pueblo Vasco, NO!!”!.

Hacía casi treinta años que algo así puesto en una pancarta, le habíamos dicho a ETA en momentos en los que se discutía el texto constitucional y en momentos en los que además de ETA teníamos también acciones de la extrema derecha, pero fue el PNV quien convocó el 28 de octubre de 1978 una gran manifestación en Bilbao con el lema de “Por una Euzkadi libre y en Paz”. Repito que fue el PNV el convocante de la manifestación, la primera, que se hacía contra ETA, tras la muerte del dictador. Todos los partidos salvo UCD y AP, estuvieron en ella.

No hacíamos nada más que recoger el espíritu de quienes por los años sesenta les dijeron a quienes pensaban que bajo aquella asfixiante dictadura y al calor de lo ocurrido en Cuba y en Argelia, querían iniciar una violencia de respuesta a la violencia institucional del régimen. “Ni en los fines, ni en los medios, por principio, la vida humana es sagrada y es muy difícil salir de algo así una vez que se comienza en ello” comentaba Ajuriaguerra a quienes dejaban el nacionalismo institucional para incursionar en aquella incierta aventura que lógicamente requería entrega y asumir riesgos pero que iniciaba un camino de total enfrentamiento y un inmenso reguero de sangre que es lo que menos define a Euzkadi.

Casi cincuenta años después, ETA sigue matando y su ETA sociológica sigue callando con lo que sigue otorgando y aplaudiendo que a un ex concejal al ir a su trabajo se le mate por la espalda y posteriormente se anuncie que seguirán haciéndolo. Ante eso, quien calla, otorga y el PNV, nunca ha otorgado ninguna legitimidad a quien asesina por discrepar o no formar parte de su pequeña tribu. Ni con el GAL, ni contra la rebelión militar de Franco y sus generales, ni contra ETA.

Por eso, terminado el acto, y bajo la carpa, un joven periodista me insistió en que me posicionara ante la postura a tomar a favor o en contra de una corporación regida por ANV con apoyo de EB.

A título personal, le dije que yo no me limitaría a Arrasate porque aquello lo veía como una cuestión de concepto ético y democrático. Quien no condena la violencia, quien no se estremece ante un cuerpo humano ensangrentado y muerto rodeado de su familia, quien hable del conflicto y lo equipare al asesinato, quien no tiene un discurso ético, no puede liderar una sociedad, porque gobernar un pueblo es algo más que hacer una rotonda, poner farolas, limpiar las calles y ocuparse del polideportivo y que desde el inmenso respeto que me merecen quienes como concejales han de sufrir las agresiones, vejaciones e insultos de aquellos que creen que la democracia no tiene reglas, y, que o se hace lo que ellos quieren o se rompe la baraja y desde mi experiencia colateral al ver lo que ha sucedido en Ondarroa, yo sería partidario de propiciar que hasta que ANV no tuviera de una vez por todas una conducta ética, se debería propiciar su sustitución por opciones democráticas al servicio de toda la comunidad y con el suficiente bagaje moral para saber algo tan evidente que quien mata y quien calla, no pueden ser los rectores de nada. Si una sociedad es incapaz de tener estas dos ideas claras, es una sociedad enferma y, Euzkadi, abrumadoramente mayoritaria, no lo es. Quizás le falta el grito y la gesticulación, que Urkullu puso en el “Aberri Eguna”, pero no estamos tan enfermos como para no aborrecer que se mate y que encima se justifique el crimen. El periodista publicó lo que le dije. Está impreso.

Bien es verdad que ANV gobierna Arrasate, como gobierna Igorre, Gautegiz-Arteaga, Elorrio, Azpeitia, Antzuola, Bergara, Soraluze, Hernani, Villabona, Usurbil, Zestoa, Pasaia, Eskoriatza, Urretxu y Legazpi con acuerdos con otros partidos que no es el PNV, y en Aduna, Aizarnazabal, Alegia, Anoeta, Ikaztegieta, Itsasondo, Lezo, Legorreta, Oiartzun, Orexa, Ajangiz, Aulesti, Izurtza, Mallabia, Ubidea y Aramaio con mayoría absoluta gracias a que acordaron con el gobierno socialista en qué municipio se iban a presentar y en cuales no. Y si se presentaban era para hacer política y gobernar sus ayuntamientos en caso de ser elegidos. Y no lo critico. Me parece que se hizo bien pensando que esa era la vía para ir normalizando una situación que la ley de partidos había encajonado. Bien es verdad que la ruptura de la tregua y los atentados y asesinatos posteriores han hecho que aquella oportunidad que se le dio a ANV para hacer política en serio la malograron ellos solos con su silencio ante el horror.

Decía el siquiatra Rojas Marcos que “el terrorista tiene una gran capacidad para justificar sus actos. La persona antisocial no tiene remordimientos, justifica lo que hace de forma que no le afecta personalmente ni siente empatía. Es un mecanismo que les permite poder seguir teniendo una cierta autoestima. Es falso que el terrorista sufra. El terrorista no sufre. Se justifica en si mismo en lo que hace”. Pues si esto es así, no debemos ser nosotros los que les facilitemos que vivan en la banalización del mal y en su total insensibilidad. Tienen que saber que una sociedad sana no puede admitir conductas tan antisociales que culminan en la eliminación física de los seres humanos.

Por eso lamento que el PP y el PSOE rechazaran el miércoles el Plan de Educación para la Paz que tan laboriosamente había logrado tan amplio consenso. Confío en que las aguas bajen de nuevo limpias y puedan retomarse el millón de puntos que nos unen frente a lo poco que nos separa en estas cosas. El meollo político es ya otra cosa, pero previo a lo político está lo humano, y, en esto, no puede haber conductas que puedan ser malinterpretadas.

Eso es lo que siempre he pensado y dicho y que siempre ha definido al partido nacionalista vasco desde su nacimiento. Lo demás es pura e insensata manipulación.

Iñaqui Anasagasti (16 de noviembre de 1947) Periodista y sociólogo. Ha sido diputado y, desde el 2004, es senador por el Partido Nacionalista Vasco (PNV). Nació en Venezuela, donde vivió poco tiempo ya que de niño lo enviaron a estudiar a San Sebastián bajo el cuidado de sus abuelos. En 1965, luego de la muerte de su padre, regresó a Venezuela donde vivió diez años. Obtuvo sus títulos universitarios en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) de Caracas. En 1975 regresa definitivamente a España.
LAS COSAS CLARAS Y EL CHOCOLATE ESPESO se publicó el 05-04-08 en el diario “EL CORREO” del Grupo de Comunicación Vocento. El artículo me fue enviado por Iñaqui Anasagasti quien me autorizó a publicarlo en esta sección.
NACIONALSOCIALISMO A LA CATALANA

Hubo un tiempo en el que el socialismo era internacionalista. Pero el muro de Berlín cayó sobre sus afanes imperialistas y Milosevic marcó el nuevo estilo de la izquierda europea: sean modestos y confórmense con un socialismo a pequeña escala. El nazionalismo es la solución a todos sus problemas. Al fin y al cabo, se trata de otra forma de totalitarismo. Y eso es lo que cuenta.

De las últimas elecciones en España, vemos cómo el PSOE ha absorbido voto nazionalista en el País Vasco y Cataluña; bajan los peneuvistas, y ERC se diluye en sus excentricidades, pagando a precio de oro las fotos quemadas del rey. Y es que el PSOE ya tiene dentro de sí a un pujante partido nazionalista, el PSC, su antigua sucursal en Cataluña. Ahora, sin embargo, el PSOE es la sucursal catalana. El voto nazionalista ha acudido a quien mejor le sirvió. Y los socialistas han sido demostradamente serviles durante cuatro años. Y los que vendrán.

El proyecto totalitario triunfa en Cataluña, donde no puede estudiarse en español en las escuelas, y el PSOE se apresta a buscar cuatro consensos judiciales para consolidar el atraco constitucional del nuevo Estatuto de Cataluña, que define a esta región como nación.
Los socialistas presiden esta plurinacionalidad. Y se muestran orgullosos.

JOSE MUR LLOPIS

Suele escribir bajo el pseudónimo de Persio. Es economista y MBA por el Instituto de Empresa, de Madrid. Dejó el sector financiero para adentrarse en el mundo literario. En la actualidad dirige Ediciones El Satiricón. Es autor de la novela "La caída del guindo" y de dos blog.
Es español y reside en Valencia-España

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El PSOE GANA LAS ELECCIONES
Zapatero renueva la confianza de la mayoría de los españoles y gana escaños, igual que el PP

Por Bruno Max

El PSOE ha ganado las elecciones. Aunque pueda parecer lo contrario si leemos algún titular de periódico. Es como si el PP se hubiese presentado para conseguir más votos y más escaños que en los anteriores comicios, cuando la realidad es que se han presentado para ganar las elecciones, para conseguir más apoyo que su oponente. No lo han conseguido. Dejemos por tanto de manipular los datos al antojo personal, al calor de nuestras preferencias. Todos los periódicos deberían haberlo reflejado con claridad y objetividad (ninguno de los tres “grandes” lo han hecho). El que más se ha acercado a la realidad, como siempre, es El País. Y aquí quiero hacer un inciso antes de iniciar el análisis de las elecciones. Un inciso crítico con el periodismo español (no me atrevo a incluir todo el periodismo actual, pero sospecho que cojea de lo mismo). Nos encontramos en un momento en que los medios de comunicación están completamente sesgados. No representan ya ese papel que les convertía antes en un cuarto poder, una especie de vigilante de la clase política. Ahora sus líneas editoriales se pliegan ante el partido que apoyan, y da igual lo que hagan o digan esos a los que han decidido apoyar porque seguirán defendiéndoles, como si hacer lo contrario (criticar lo que hagan mal) fuera imposible porque eso conllevaría dar chance al partido/medio de comunicación contrario. Han pasado del cuarto poder a ser un acólito acérrimo del primero, el ejecutivo, de quien a cada medio le parece que debe ostentarlo. El periodismo, por tanto, ha perdido su gran potencial crítico, tan positivo para que un gobierno no se confíe y no mire hacia otro lado cuando le conviene hacerlo. Con esto perdemos todos, principalmente los ciudadanos.

Dicho esto, que me parece importante, paso a analizar lo que para mí han sido las claves de estas elecciones.

Mantenimiento de la participación. Los ciudadanos han demostrado que no es necesario que suceda un acontecimiento tan atroz como los atentados del 11-M para ir a votar en un porcentaje muy alto (para lo que es costumbre en las democracias occidentales, no como ideal). La participación ha sido la misma que hace cuatro años. ¿Por qué? Porque hace cuatro años la gente no fue a votar sólo porque unos islamistas volaran unos trenes matando a casi doscientas personas, sino porque el gobierno trató de mentirles. Fue a votar para echar a ese gobierno. Y lo consiguió. Porque la ciudadanía aún tiene un resquicio de poder, aunque parezca mínimo o inexistente en ocasiones. Por eso nunca podemos dejar de votar, porque es uno de los reductos que nos quedan a los ciudadanos para no volver a ser meros súbditos (antes de los reyes o los dictadores, ahora de los poderes económicos y las multinacionales). Por tanto, bravo por esa participación del 75,3 %. Que los políticos se pongan manos a la obra y cambien sus actitudes. Si no me temo que la próxima cifra de participación volverá a descender, y con razón.

Interpretación de los resultados. En esta ocasión no hay excusa posible, no podremos oír frases de boca del partido perdedor en las que los subterfugios primen sobre las explicaciones y el reconocimiento de los errores. No podrán existir teorías conspiratorias (aunque nunca se sabe) ni sospechas de que Zapatero era presidente por accidente. La realidad es clara: Zapatero gana sus segundas elecciones consecutivas mientras que Rajoy las pierde por segunda vez (una imagen suele valer casi siempre más que mil palabras, y no había más que ver el 9-M el gesto de la mujer de Rajoy). Y esto tiene que marcar la política de los próximos cuatro años. Por el momento sólo he escuchado a un político decir que corregirá los errores cometidos. Y ese político es del partido ganador (su líder ni más ni menos, el presidente del gobierno), y no del perdedor. Curioso. Por el momento, he escuchado a dirigentes del PP diciendo que los votos que ha ganado el PSOE provienen de la izquierda más radical –gracias al llamado voto útil- y que los que ha ganado el PP provienen de votantes desencantados del PSOE, y con esto sacan la conclusión (Acebes dixit) de que el PP se modera, se centraliza, y el PSOE se radicaliza. Olé. Por el momento, escuché una sola alusión al contrincante entre los simpatizantes del PSOE que celebraban la victoria (la niña de Rajoy es socialista). Algunos de los gritos que escuché de boca de los simpatizantes del PP que celebraban la derrota en la calle Génova eran Zapatero embustero y A por ellos, a por ellos. Mal vamos por este camino. En ese "a por ellos" (tan distinto del “con ellos”, “con todos”, que propugna Zapatero) está parte de la explicación de por qué el PP ha perdido las elecciones.

Es curioso que los dos partidos tengan el mismo discurso tras conocer el resultado de las elecciones, que no son simples datos, como a veces puede parecer, sino la opinión de la mayoría de los españoles. Tanto unos como otros presumen de haber cosechado el mayor número de votos de su historia, de haber conseguido un mejor resultado que en las anteriores elecciones. Cierto. Pero no menos cierto que esa mejora a unos les sirve para seguir gobernando y a otros para continuar en la oposición, cuando el objetivo de estos últimos, obviamente, era ganar las elecciones y que su candidato, Mariano Rajoy, fuera el nuevo presidente del gobierno, cargo que las urnas le han negado por segunda vez, en mi opinión no tanto a su persona como a su partido y determinadas posturas exageradas, demagógicas y anacrónicas. Al menos escuché decir al director de la campaña popular que “el resultado no era al que aspirábamos”. Es la primera vez que lo escucho de boca de un político del PP.

Los ciudadanos hemos hablado. Ahora hace falta que los políticos escuchen. En una entrevista que Zapatero concedió a una cadena privada le preguntaban si iba a pensar en los más de diez millones de personas que no le han votado a él, si iba a gobernar, en definitiva, para todos. El presidente ha contestado con gran acierto en mi opinión. Ha dicho que el gobierno tiene que tener en cuenta que hay diez millones de personas que no le han votado, pero que el partido en la oposición tiene que reconocer, y esto es lo más importante, que a Zapatero le han votado más de once millones. Es decir, más gente. ¿Quién tiene más motivos pues para modificar su política de la última legislatura? ¿Quién tiene que ceder un poco más en las negociaciones para consensar las políticas de Estado?

Crecimiento del bipartidismo. Es evidente, y a mi parecer, preocupante. El PSOE y el PP acumulan entre ambos un 84% de los votos. El resto de partidos que contarán con grupo parlamentario durante los próximos cuatro años son CIU (nacionalismo catalán) y PNV (nacionalismo vasco). Esto quiere decir que la política de España avanza con paso firme hacia el bipartidismo oficial –el oficioso hace tiempo que lo sufrimos-, que en ningún caso reflejaría la diversidad del país, sino todo lo contrario: ayudaría a reforzar esa idea de “las dos Españas” que tanto daño ha hecho históricamente y que debemos desechar en la medida de lo posible, aunque parezca que algunos gusten de esa división a juzgar por determinadas actitudes y declaraciones.

Este bipartidismo tiene un claro perjudicado: Izquierda Unida. Esto no es nuevo. IU es siempre la tercera fuerza más votada pero a pesar de ello, merced a la ley electoral existente, queda relegada mucho más atrás en el reparto de diputados en el congreso. Hasta el punto de que en esta ocasión se han quedado en tres (Llamazares ha anunciado que no se presentará a la reelección como candidato), con lo que no podrán formar grupo parlamentario. Otro perjudicado, en este sentido, es el partido recién formado por Rosa Díez y Fernando Savater -entre otros-, que ha obtenido el mismo número de votos que el PNV y sin embargo contará con un sólo escaño en el parlamento, frente a los seis de los nacionalistas vascos. El cambio en el sistema electoral actual es un tema que los dos principales partidos deberían, al menos, debatirr por la crispacia divisi de lo psodismo. otos, . Si es cierto que no hay un sistema electoral completamente justo, si este que tenemos es el mejor, que nos expliquen a los ciudadanos por qué.

Aumento del apoyo a Zapatero en Cataluña y el País Vasco. Los resultados han dado una coyuntura interesante. ¿Dónde ha conseguido el PSOE un mayor aumento de apoyo? En Cataluña y en el País Vasco ¿Quién es el partido más votado en estas comunidades en las últimas elecciones regionales, aunque ahora, en las generales, el PSOE ha sido la fuerza más votada en las dos comunidades? CIU en Cataluña (aunque no gobierne) y PNV en el País Vasco. Justo los dos partidos con los que tendrá que alcanzar grandes acuerdos el PSOE, los dos partidos con más representación en el hemiciclo después de PP y PSOE. Habrá que ver como Zapatero reacciona a esta circunstancia política. Sin duda le ayudará su talante conciliador, su carácter nada histriónico, su afán por no demonizar a los nacionalismos, por no excluir a los que no piensan como él y con los que no está en absoluto de acuerdo en muchas ideas de base. Pero resulta que en este país siempre ha habido problemas, consecuencia del enfrentamiento entre sus fuerzas centrífugas y centrípetas, entre la centralidad y las periferias. Que venga un político a tratar de que esas diferencias no creen enfrentamiento sino entendimiento me parece muy plausible. Y a la mayoría de los españoles también, según las urnas.

El autor de este artículo es periodista y, como tal, escribe bajo el seudónimo de Bruno Max. Su verdadero nombre se lo reserva para su trabajo literario donde se separa totalmente de la política. Recientemente le publicaron en España un libro y muy pronto le publicaran otro, ambos de narrativa.
Nació en Valladolid-España
y vive actualmente en Sevilla.